Qué son las ópticas y cómo potencian y mejoran los sistemas de iluminación led
Las ópticas son un elemento fundamental dentro la iluminación. Su función principal es la de proyectar la luz. Aunque, dependiendo de su forma, servirán también para que el consumo del led sea menor.
Con ellas es posible aumentar la intensidad con menos recursos, y ofrecer asimismo una mayor eficiencia.
La óptica sería aquella parte que protege y dirige el haz de luz, que normalmente está fabricada en policarbonato. Existe también la opción de encontrar esta parte fabricada en poliestireno, un componente más conocido y común en otro tipo de productos.
Sin embargo, en el caso de las ópticas para sistemas de iluminación led, es más eficiente el primero, ya que tiene un deterioro menor que el poliestireno.
Las ópticas pueden ser divergentes o convergentes. Debemos elegir una u otra en función de los objetivos de iluminación que tengamos.
Las divergentes dividen el haz de luz, distribuyéndola tras pasar por la óptica a diferentes puntos. De esta manera ampliaremos la luz y conseguiremos iluminar una mayor superficie.
Con las convergentes conseguimos el efecto contrario. Su uso sirve para concentrar toda la luz en un único punto, reduciendo el haz de luz.
Hay ópticas específicas para focalizar o dispersar la luz, difuminarla, etc.
El ángulo de proyección en una óptica
A la hora de elegir el tipo de óptica que utilizaremos en la iluminación led también debemos tener en cuenta el ángulo de proyección de la luz. Dependiendo de este valor, la luz será más o menos intensa.
El rendimiento máximo de una óptica se establece con un parámetro conocido como FWHM -Full Width at Half Maximum. El concepto hace referencia al ancho máximo del haz de luz, teniendo en cuenta, dentro de este, cuáles son los puntos de máxima intensidad lumínica.
Dentro de este ancho o ángulo máximo, existe un punto en el que la intensidad lumínica comienza a reducirse. Este valor es conocido como el 10% del FWHM. La óptica puede pretender estar más o menos cerca de este valor. Cuanto más cerca, más se focalizará y, en consecuencia, se contará con un sistema de iluminación más eficiente, pues se desperdiciará menos luz.
Como resumen, y más allá de los aspectos técnicos anteriormente comentados, la distribución que realiza la óptica de la intensidad lumínica, debe tenerse en cuenta en función del tipo de iluminación que necesitamos.
Dicho de otro modo, sirve para concentrar o distribuir esta potencia de luz, de manera que si necesitamos concentrarla en un punto debemos combinar una estructura de óptica distinta que si necesitamos iluminar más espacio con menos potencia.
¿Qué espacio de luz necesitamos abarcar? Dentro de este espacio, ¿dónde necesitamos más o menos intensidad de luz?
Esta derivación de la luz y esta dirección de los puntos de mayor o menor intensidad vendrá determinada por la óptica, de ahí su importancia.
No solo para que ese punto de luz sea realmente de utilidad, sino también para realizar un óptimo aprovechamiento, y no utilizar más potencia de la necesaria.
Una correcta distribución a través de la óptica ayudará a contar con un sistema de iluminación más eficiente.
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